
Lo que deja el segundo año seguido de caída del stock bovino: señales, desafíos y aprendizajes
Los datos al 31 de diciembre pasado marcan una caída del 2,2% en un año y del 4,8% en dos, un retroceso menor considerando el impacto de una sequía histórica. El cambio de las políticas sector...
Los datos al 31 de diciembre pasado marcan una caída del 2,2% en un año y del 4,8% en dos, un retroceso menor considerando el impacto de una sequía histórica. El cambio de las políticas sectoriales incentivó al productor a defender vacas y terneros. Fortalecer la categoría novillos y mejorar el destete, asignaturas pendientes para producir más carne.
Al 31 de diciembre pasado el stock bovino era de 51,6 millones de cabezas, según la estimación anual de SENASA.
El dato marca una reducción de 1,2 millones de animales (2,2%) en relación a las existencias a fines de 2023, y una pérdida de 2,6 millones (4,8%) en dos años.
Las variaciones por categorías
La categoría que perdió el mayor número, en relación a un año antes, fue la de vaquillonas, con 475 mil (6,5%).
Fue seguida por las vacas, que es la más numerosa, con 324 mil (1,4%).
Le siguen los novillitos, cuarta categoría en cantidad de animales, que disminuyeron en 185 mil (3,9%).
En tanto, los novillos retrocedieron en casi 100 mil (4,2%); y la ternerada, de ambos sexos, segunda categoría en número, perdió sólo 82 mil cabezas, poco más de medio punto porcentual.
Un análisis general permite concluir que, frente a la adversidad climática y la limitación de forrajes, los ganaderos protegieron a las vacas y a los terneros, desprendiéndose de las categorías jóvenes (vaquillonas y novillitos) con una faena anticipada.
La comparación de las existencias a fines de 2024 con las de fines de 2021 muestra una caída menor a la señalada para dos años, ya que en 2022 hubo un crecimiento, pese a que la seca se empezó a sentir en aquel año.
Si se compara esta evolución con la de la otra sequía histórica de 2007-2009, se nota una actitud muy distinta para preservar el capital hacienda.
En aquel entonces, en tres años se perdieron 10 millones de animales (17% del stock). El factor que potenció la desinversión fue el de las señales muy negativas que venían de la política aplicada en el momento y su previsible evolución.
Las variaciones por provincias
Las 11 provincias que tienen más de un millón de cabezas cada una, perdieron en conjunto poco más de un millón de animales (2%), apenas menos que el promedio nacional.
La única de ellas que creció fue Corrientes, con 150 mil (3,5%).
Las que se redujeron por debajo del porcentaje nacional fueron Buenos Aires (1,6%), Santa Fe (1,9%), Entre Ríos (0,8%) y Chaco (1,4%).
Las que excedieron la disminución promedio fueron Córdoba (3,2%), La Pampa (8,4%, porcentaje máximo del grupo), Formosa (4,5%), San Luis (6%), Santiago del Estero (6,3%) y Salta (4,1%).
La tasa de destete
En el informe oficial que da publicidad a estas estimaciones, se destaca el crecimiento de la tasa de destete de 2024.
Se calcula estableciendo la relación de la cantidad de terneros/as en un año con el número de vacas del año previo.
Fue de 65,2%, lo que marca una mejora en relación al 63,8% de 2023 y queda segunda del 66,7% de 2022, en la serie histórica que arranca en 2007.
Sin embargo, el dato no da para hacer demasiado ruido.
Quitando la tasa correspondiente a los primeros años, cuando la enorme liquidación y el posterior inicio de su recuperación muestra resultados anómalos, el porcentaje de destetes de los últimos 14 años promedia 63,6 y su evolución no señala una tendencia definida, o en todo caso un crecimiento muy lento, como se ve en el gráfico siguiente.
La evolución por categoría
Cotejando los datos de 2007, primer año de la serie y el menos afectado por el clima y las políticas, con la evolución posterior por categoría, se arriban a conclusiones interesantes.
En 2024, el total del stock equivalía al 88% del registrado en aquel año.
Desde aquel momento, se sobrerrecuperó el número de terneros, que hoy exceden en 2% a los de aquel momento.
Se recuperó la casi totalidad de las vacas que hoy son sólo 4% menores en estos 17 años.
Las vaquillonas se recuperaron en menor medida, representando hoy el 79% de lo que había.
Los machos jóvenes y adultos son los que van a la zaga; hoy constituyen sólo el 61% de lo de entonces.
Así se ve este gráfico.
Pero si desglosamos los machos entre novillitos y novillos, se puede apreciar el rezago de las existencias de novillos, que sólo representan menos de la mitad de entonces.
El contrapunto es que, desde 2011, los novillitos se mantuvieron en el segmento de entre 70 y 80% de su número en el año base. En cambio, los novillos no han dejado de decrecer.
Las enseñanzas de dos años de seca
La sequía jugó un rol importante en el retroceso de las existencias de los dos últimos años, pero la actitud de los productores cambió. Con señales de política diametralmente diferentes, desde fines de 2023, su actitud fue muy diferente, a costa de un esfuerzo muy importante en materia de inversiones y de gasto en alimento, en una apuesta que lucía brava.
El cambio de clima que se está observando en 2025, de mantenerse, puede ayudar a que cambie la tendencia en materia de existencias.
Otras dos demostraciones, sin embargo, nos muestran los principales desafíos a la hora de querer aumentar la producción.
Sin cambios en la tasa de destete y sin volver a desarrollar las categorías de novillos y novillitos, especialmente, la Argentina quedará condenada a seguir conviviendo con una producción de 3-3,2 millones de toneladas por año.
Por Lic. Miguel Gorelik, Director de Valor Carne
Fuente: Valor Carne
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